Battle Royale Tapas de Valladolid - Resolución

Se dice que el camino más corto al corazón de un hombre pasa por el estómago y, sin entrar en otras consideraciones, diremos que una buena comida alegra siempre el ánimo y hace que la vida se vea de forma más amable; al menos mientras dura la pitanza y posterior siesta. La gastronomía es, sin duda, una herramienta para unir a gente de distintos lugares y culturas en un nexo común: disfrutar. Por ello, quizá la primera cosa que me llamó mi atención recién llegado a Valladolid fue la explosión de sabor producida tras el primer mordisco a un crujiente torrezno. Pese a la globalización, el mundo aún mantiene pequeños rincones, al menos gastronómicos, del que solo los autóctonos pueden disfrutar con asiduidad. Por el sur, ya os puedo decir, es harto difícil encontrar torreznos para el vermú.

Pasadas las Navidades y con varios meses de invierno sin fiestas por delante, pensé que era buen momento para dinamizar la cuenta de Instagram con una actividad que promoviera la participación de mis seguidores. Tras el éxito del anterior Battle Royale, en el que fueron protagonistas los pueblos de la comarca de Los Torozos, era un buen momento para una nueva entrega en la que dilucidar cual era la mejor tapa de Valladolid, de entre una lista conformada por aquellos más característicos de la ciudad, pese a su veteranía en las barras de los bares. De esa forma, me aseguraba que los seguidores locales tuvieran una opinión ya formada sobre ellos, y los visitantes o foráneos en general, pudieran verse atraidos por ellos y ayudar a decidirse a visitarla.   

Escogí doce de ellos para que la actividad no se extendiera demasiado en el tiempo y evitar la fatiga de stories. Existen muchísimos más exponentes de la cultura culinaria local, pero los que escogí son de los que más he oído hablar durante mi estancia aquí. Las distintas rondas se anunciaban los jueves para dar tiempo a los participantes a ir a los locales a probar las mencionadas tapas, siendo las votaciones el domingo, finalizando el largo vermú de fin de semana.

La participación me sorprendió para bien y para mal. No esperaba repetir ni de lejos los números de la entrega anterior donde, pese a la existencia de multicuentas, se reunieron una media de 200 participantes únicos, con picos de hasta 500 votos según quién participara en la ronda. En esta ocasión, la media ha estado en los 55 participantes, con picos de alrededor de 60, lo cual, teniendo en cuenta que la media de visualizaciones de las historias con las votaciones era de 160, nos deja un ratio de conversión inmejorable, mostrando que la audiencia de @lostorozos es de las mejores.

La nota no tan buena vino por parte de los establecimientos donde podían degustarse los pinchos. Debo entonar el mea culpa pues en ningún momento me puse en contacto con ellos de forma directa, puesto que al fin y al cabo era una acción de andar por casa, limitándose mi interacción a etiquetarles en las publicaciones relacionadas, pensando que sería suficiente para que el encargado de las redes de los distintos bares se hiciera eco del torneo y lo promoviera según considerara. Pese a que hubo interacción por parte de un par de ellos, del resto no supe nada. Obviamente, no necesitan de ninguna publicidad extra y menos de un canal, en apariencia, minúsculo como es @lostorozos, pero me hace pensar si acaso estén prestando la atención suficiente a sus redes sociales o simplemente las tengan para cubrir el expediente, como escaparate online.

Con respecto a los resultados, no hubo enfrentamientos ajustados, demostrando que los votantes tenían las ideas claras. El ganador, por puntos, fue las Patatas Bravas de La Mejillonera, recibiendo 55 puntos, en una ronda en la que machacó a su contrincante.


 

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