Recuerdos de Filomena

Dice la Wikipedia que Filomena fue una “borrasca profunda europea”, que suena a borrasca dopada tras haber pasado la noche en la Fabrik. Como todos recordarán, a menos que estés leyendo esta entrada en el siglo XXIII, azotó la península la segunda semana de enero de 2021, cayendo los primeros copos de nieve cuando Toro Sentado asaltaba el Congreso de los USA a pecho palomo. Se ve que allí tan malo no hizo.

Aquí nos congelamos. Desde los altos de Covadonga a las arenas gaditanas, las temperaturas se desplomaron. La nieve hizo acto de presencia, sobre todo, en la meseta central, llevándose, como siempre, Madrid, la peor parte pues allí son muy sufridos.

En Torrelobatón amaneció todo nevado una mañana. Me gustaría recordar el día exacto pero en mi vida he visto demasiada nieve como para que dejara tanta huella tan, por otra parte, poco común acontecimiento, por estos lares. El suelo de mi patio estaba cubierto por una mullida capa de 4-5 centímetros de nieve, lo cual aprovechamos para hacer un muñeco, o mejor dicho, un hobbit, de nieve. La calle frente a casa, quizá por estar en pendiente, presentaba algunas calvas en el manto blanco aunque estas eran engañosas pues resbalaban como las críticas de un francés, lo que hizo que tuviera que abortar mi pretendida salida para tomar fotos, lo que tuve que hacer desde la comodidad del umbral hogareño.

Días más tarde, cuando el clima fue más benévolo, sí que pude salir y recorrer el camino hacia Valladolid, grabándose en mi retina una estampa de muros de casi un metro de nieve en las cunetas de las carreteras y los campos blancos cubiertos de escarcha que reflejaban con intensidad los tímidos rayos de sol que resquebrajaban el manto de nubes con el que Filomena nos decía adiós.

En Madrid creo que estuvieron de morir ahogados en nieve, pero eso que lo cuenten ellos.