Pregón de la feria de Valladolid 2019

Fachada del ayuntamiento de Valladolid durante el pregón 2019
Celébranse en la capital vallisoletana,  a primeros de septiembre en honor a San Lorenzo, sus fiestas patronales. Ya había tenido ocasión de visitar en anteriores ocasiones su recinto ferial, con ganancia de jamón en la tómbola incluida, además de degustar algunos platos típicos en las casetas de las comunidades, anejas al mismo y de contemplar su concurso de fuegos artificiales desde el párking del Centro Comercial Equinoccio, sin embargo, nunca había asistido al pregón. De hecho, nunca he acudido a uno de estos discursos que preceden a la fiesta, por considerarlos vacíos de contenido e irrelevantes; amén de que nunca me ha pillado bien de hora y no soy amigo de las aglomeraciones.

Este año me dije que sería diferente, así que acudí junto a unos amigos a la Plaza Mayor, desde cuyo ayuntamiento se podría escuchar a los pregoneros. Antes de llegar debía andar un buen trecho por el centro y ya me habían advertido de las consecuencias que aquella trivial acción podría tener.

Los ciudadanos que así lo desean, suelen agruparse en peñas, un concepto que por el sur es ligeramente diferente, para disfrutar de las fiestas. Se suelen reunir en un lugar establecido y suelen vestir de la misma forma, a veces incluso disfrazados. A destacar al grupo que me encontré, ataviados como personajes de Street Fighter 2. El día del pregón, dichas peñas hacen un pasacalles por el centro lanzando agua y calimocho a quien se ponga a tiro, pese a que la climatología a lo que invitaba en esta ocasión era a lanzarse un chocolate caliente y unas porras.

En los últimos tiempos, por lo visto, se han cortado un poco y ya solo empapan a quienes consideran que están dispuestos a serlo y no poner mala cara. Eso no fue óbice para que me pusiera en tensión cuando un grupo de jóvenes con sus camisetas blancas con manchas burdeos se colocaran a mi lado en un semáforo. Fueron los dos minutos más largos desde que vivo aquí.

Pantalla gigante con el alcalde de Valladolid durante el pregón 2019
Tras el recorrido, las peñas desembocaron en la Plaza Mayor con un estruendo de gritos, pitos, flautas y dulzainas que hacía imposible escuchar a quien te hablara. Como pude me colé entre los muchos grupos dispersos por el lugar, recibiendo salpicaduras de todo tipo de fluidos, quiero pensar que alcohólicos y ninguno humano, y me coloqué cerca de la fachada del ayuntamiento.

El consistorio había dispuesto una serie de pantallas y altavoces por la plaza pero la algarabía era tal que de poco sirvió. A los pocos minutos, salieron al balcón los teloneros, el grupo de teatro infantil Teloncillo, junto con antiguos miembros de la formación y diversos miembros de las fuerzas vivas de la ciudad, como el cantante de Los Pichas o el autor del cartel de la feria: Alberto Sobrino, que hizo un mural contra la violencia de género en Torrelobatón, y diversos políticos, que la asistencia les viene en el cargo. 

Quisiera poder comentar qué temas se trataron pero fue imposible oír nada pues los asistentes estaban más interesados en lo que tenían que contarse, y las conversaciones a gritos se superponían al sonido de los altavoces. Sé que en un momento dado pretendieron hacer cantar a la gente, pero lo único que el respetable estaba dispuesto a entonar era "El vino que tiene Asunción" o el "Asturias, patria querida", cuya popularidad está en decadencia. Nadie prestaba demasiada atención.

Finalizado el acto, las calles aledañas se vieron repletas de los asistentes, que se desplazaban a distintos lugares del centro, donde podían encontrarse casetas de distintos bares y restaurantes de la zona, para tomar los típicos pinchos de feria. Me uní a ellos, y entre el gentío me diluí como uno más.

Señor dispuesto a dar el chupinazo durante el pregón 2019
 Rocket Man

Publicar un comentario

0 Comentarios